Tres películas cuyo mensaje se esconde en lo que no se dice o no se ve

En tiempos de estridencia, los silencios y la intuición son elementos cada vez más valiosos.

William Turner M.
3 min readMar 4, 2024

A las películas Vidas pasadas, Mi amigo robot y Días perfectos los une una extraña coincidencia: lo importante de sus tramas ocurre en lo que no se dice o nunca pasa. Es también coincidencia que se hayan estrenado en la misma temporada y, aunque no se lo propongan, reflejen mucho de nuestros tiempos tan estridentes e inmersos en la inmediatez.

En Vidas pasadas, de la directora Celine Song, un par de chicos coreanos tienen una fugaz pero significativa relación, que a lo largo de su vida seguirá estando presente de una manera dolorosa. La película habla sobre eso que nunca pasó, sobre las posibilidades que se quedaron en el camino y cómo esa no-realidad de alguna manera también nos hace quienes somos.

Mi amigo robot, de Pablo Berger, nos cuenta la relación de un perro con un robot que adquiere por sentirse muy solo (irónico que un ‘animal de compañía’ también necesite estar acompañado). Es un melodrama de desencuentros, donde cada personaje vive sus propias aventuras y sus duelos de maneras diferentes; y como espectadores presenciamos con desesperación lo cerca que siempre están de volver a reunirse. La historia se desarrolla sin un solo diálogo, lo que hace que quienes la vemos también llenemos esos espacios con nuestras propias reflexiones y reacciones ante lo que ocurre.

Finalmente tenemos a Días perfectos, del impecable director Win Wenders. Una película que exhalta la belleza de lo cotidiano, en la que parece que no pasa nada pero está ocurriendo todo. Un hombre solitario nos va abriendo poco a poco su propio universo a través de pequeños gestos de bondad y reflexión, acompañados de una tremenda banda sonora. Nuestro protagonista raras veces pronuncia palabra, no regala su voz a cualquiera porque sabe en el fondo el valor de la sabiduría de lo ordinario.

En este trío de películas lo que no se dice o no pasa tiene también un peso importante, y son esos espacios en blanco lo que permite que nosotros llenemos con nuestro propio juicio los significados de los que acontece en la historia. Y en un tiempo de estridencia, en el que incluso parte de la nueva cultura audiovisual exige captar la atención con dos videos en reproducción simultánea (sí, esto pasa en TikTok), tener un momento en silencio, contemplativo, solo con música o con pistas de lo que pudo ser, nos hace participar de manera más activa con lo que estamos viendo en pantalla.

A veces incluso me pasa que en casa debo regresar lo que sea que esté viendo, porque en un momento de descuido terminé viendo Instagram en vez de la película o serie que tengo en la otra pantalla. Y eso que crecí sin una segunda pantalla en la mano, esto es relativamente nuevo. No me quiero imaginar otras generaciones que tuvieron acceso a un celular, al internet y a redes sociales desde el día uno de su existencia.

En fin, las tres cintas aludidas aquí son maravillosas, pero mi favorita es Mi amigo robot. Aunque este trío de películas son las que, en un descuido, te sacan la lágrima. Tengan a la mano sus menores herramientas emocionales, porque las van a necesitar para sobrevivir a estas historias.

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William Turner M.

journalipster. exatec. gestor de #SocialMedia. profesional del cafecito social. #dualidadmágica. like a complete unknown, like a rolling stone.