Por qué el K-pop me da ansiedad

Breve recuento de una autoestima que ahora está en peligro.

William Turner M.
4 min readFeb 20, 2024

A inicios de los 2000, cuando estaba en la secundaria, me di cuenta de que no era ni el más popular ni el más atractivo entre mis compañeros. Lo bueno es que en ese entonces eso no me preocupaba. Al contrario, agradezco que nada de eso interfirió para comportarme como un adolescente de 13 años y salir a la calle a vagar con mis amigos.

En la prepa, momento más decisivo en la vida de los jóvenes, empezó a importarme llamar la atención de mis compañeras. En ese entonces recuerdo la frustración de que los hombres más populares iban desde David Beckham, pasando por Robbert Pattinson o Robbie Williams, y pues yo ni al caso con esos bellos rostros masculinos. En fin, pensaba que nada que un corte de cabello no podía resolver, pero las entradas me aparecieron a los 18 años; o tal vez una chamarra a la moda o tratar de dejarme la barba. No sé, sabía que aunque los referentes eran inalcanzables, algo de eso podía imitar.

Sé que tuve relativo éxito porque en la prepa pude salir con un par de compañeras, y en esa etapa conocí a la novia que tuve por casi 13 años. Fue una etapa genial, y claro que olvidé lo que era el pendiente por parecerse a un cierto arquetipo masculino porque había alguien a mi lado a quien espero haberle parecido atractivo. Pero la soltería que llegó a mis 30 años me regresó muchas inseguridades.

No me considero una persona tímida, pero jamás fui del tipo de los que se acercan a una mujer para invitarle un trago en un antro, bueno yo ni a antros voy. Y claro, ahora tenía más arrugas y menos cabello y creo que eso me parecía una posible barrera para que alguien me volteara a ver. Ah, y hay que agregar que un tiempo después llegó la pandemia y terminamos todos encerrados en casa por un largo tiempo.

Así llegué por primera vez en mi vida a las apps de citas. Ahora puedo decir que conocí a morras maravillosas, algunas a quienes aún hoy sigo viendo y considero muy buenas amigas, pero sí debo confesar que quedé aterrado al rechazo que hay hacia los hombres de menos de 1.70 m. de estatura entre muchas de las usuarias de la app. Claro que no llego a esa estatura y eso me hizo muy consciente de ese detalle físico. Hoy todavía tengo el recuerdo de una chica que me dijo el día que nos conocimos: hubieras puesto tu estatura en el perfil, porque a mi me gustan de por lo menos 1.75. No la volví a ver pero me dejó una marca profunda.

Yo siempre he dicho que soy un gusto adquirido. Para gustarle a alguien primero me tienen que conocer. Mi mejor oportunidad en Bumble siempre fue la primera cita, y en cada una temí el momento en que alguna me volviera a mencionar algún detalle físico.

De uno de esos primeros encuentros tengo también un muy grato recuerdo de que alguna me dijo “estás muy guapo”, y me hizo caer en cuenta de las poquísimas veces que alguien me lo había dicho. Se sintió muy bien, porque en mi mente no lo era, yo creía ser más bien alguien que cae bien y no el que es atractivo (cosa que me encanta, por cierto). Pero pasé de temer una calificación negativa a mi apariencia en la primera cita a esperar al menos un cumplido esporádico. Subí un nivel de confianza en mi mismo.

Aunque desde hace unos meses he visto en mis círculos cercanos la llegada del K-pop y las series coreanas a niveles insospechados. De pronto rostros que se me dificulta diferenciar con nombres que me es imposible recordar, están por todos lados. No me lo tomen a mal, yo siempre he sido un gran entusiasta de la cultura asiática, especialmente de Japón a donde viajé en mis años universitarios para estudiar japonés por algunas semanas. Pero nunca creí que una mayor influencia asiática sería ahora un motivo de preocupación.

Si alguien que me gusta de pronto dice que uno de los hombres más atractivos que ha visto en su vida es un vato coreano, alto, mamado, lampiño, de cabellera abundante y de menos de 30 años, vaya que me genera ansiedad.

Antes sentía que alguna cualidad física de los referentes occidentales medianamente podía generar la ilusión de tenerla, pero el K-pop sí representa un problema. No soy nada de eso y de pronto me invade el temor de que la poca confianza que había adquirido en años recientes, se desvanece. Si ellos son los que les gusta, para mi llegó el momento de decir bueno, estuvo padre, se intentó pero me regreso a mi casa.

No sé cómo terminar mi reflexión, porque definitivamente no es una queja a los cantantes de K-pop. Más bien quería hablar de cómo he trabajado el estar en paz con mi apariencia física y los retos a los que me enfrento, entre los que incluyo la influencia de la industria del entretenimiento, que siempre será clave para moldear nuestros gustos y percepciones del mundo.

Si siempre hay un roto para un descosido, espero que siga habiendo quienes o no ven ni escuchan nada que salga de Corea, o que al menos tengan lugar para otro gusto adquirido en su vida.

--

--

William Turner M.

journalipster. exatec. gestor de #SocialMedia. profesional del cafecito social. #dualidadmágica. like a complete unknown, like a rolling stone.